La cabeza de dragón
- José Luis García
- 26 feb
- 2 Min. de lectura

Érase una vez una humilde familia de feriantes que dedicaban su vida única y exclusivamente al trabajo. Viajaban de un lado a otro sin parar en busca de las mejores fiestas para montar su atracción. No obstante, llevaban observando desde hace ya unos años, que cada vez atraían a menos gente, por lo que los escasos ingresos obtenidos preocupaban enormemente a la familia.
Por todo esto, decidieron innovar y traer una atracción nunca vista antes: LA CABEZA DEL DRAGÓN. En esta atracción el dragón abría la boca para que los pasajeros pudieran subirse en la lengua. Una vez allí, la boca se cerraba y se producían unos movimientos muy dinámicos y un tanto aterradores, por eso no era apta para menores de dieciocho años.
Desde entonces, en todos los pueblos de la localidad se hablaba de esa nueva atracción. Todos los jóvenes estaban deseando poder probarla. Había filas y filas enormes esperando conseguir las fichas para poder subir, hasta que un año, sin motivo aparente la atracción no volvió a ese pueblo.
Los jóvenes de la localidad se sintieron decepcionados y se reunieron para asistir al ayuntamiento y pedirle explicaciones al alcalde D. Jacinto. Este no sabía exactamente qué ocurría, pues no tenía forma alguna de comunicarse con esa familia de feriantes. No obstante, les prometió a estos chicos que el año siguiente volvería “La cabeza de dragón”.
Pasado un año y recordando lo prometido, Jacinto encontró la manera de comunicarse con la familia, quienes le explicaron que, por una avería del año anterior, ninguna localidad pudo disfrutar de la atracción. Pero ya estaba arreglada y había pasado las revisiones de seguridad necesarias para asegurar su correcto funcionamiento.
En la feria de ese año y para sorpresa de todos los jóvenes, vieron cómo se acercaba un camión en cuya caja se leía: “LA CABEZA DEL DRAGÓN”
REFLEXIÓN:
“En esta historia hablamos sobre la necesidad de innovar y cambiar nuestra forma de vivir y /o de pensar. De lo contrario nos estancamos en nuestra zona de confort. Lo primero que tenemos que hacer para que nuestras circunstancias cambien, es movernos y buscar nuevas oportunidades”.
FIN
Increíble como siempre