Un leñador y un regalo inesperado

Una mañana muy gélida, una pareja con su bebé recién nacido viajaban por el bosque con su coche de camino a casa, con tan mala suerte que el coche se averió y tuvieron que detenerse en mitad del trayecto.

-Manuela, esperadme en el coche mientras voy a pedir ayuda. Hace mucho frío fuera y el bebé se puede enfermar- dijo Sixto.

-Me da mucho miedo, prefiero irme contigo porque si me quedo sola aquí podría venir alguien a hacerme daño- respondió Manuela.

Después de un rato debatiendo el tema, y contando con la consecuencia de que las autoridades comprobaran que el bebé se había quedado solo esperando, ambos decidieron salir a pedir ayuda y que el niño se quedara en el coche, dejándolo así expuesto al peligro.

Pasaron los minutos y, por esa carretera tan poco transitada, apareció un leñador de la zona que se percató de la presencia de ese coche. Se acercó lentamente, con el miedo de esperarse lo peor y vio a un bebé abandonado llorando desconsoladamente, por lo que no dudó ni un segundo en protegerlo dentro de su hogar.

-¡Mira qué regalo más bonito te traigo! – exclamó el leñador. 

La mujer se quedó asombrada, tenía muchas preguntas en la cabeza que poco a poco fueron resueltas por su marido.

-Lo llevaremos a las autoridades, pues seguramente que sus padres le estén buscando. –comentó la mujer.

-No me parece bien, creo que llevamos años y años intentando tener un hijo y no ha sido posible ¡Esto es un regalo de la vida para nosotros! Sus padres no han sabido cuidarle y creo que ahora nosotros podremos hacerlo muy bien. Vivimos en mitad de un bosque, nadie sabrá nunca nada y cuando sea mayor le contaremos toda la verdad.

Con el paso de los años el niño creció siendo muy feliz, hasta que alcanzó la edad de contarle toda la verdad y, temiéndose lo peor, el niño no mostró malestar y no quería conocer a sus verdaderos padres, ya que después de que le contaran lo sucedido, consideraba que unos padres no serían capaces de hacerle eso a su hijo.

Aun así, le recomendaron que sería conveniente que supiera quienes eran sus padres, aunque este no quisiera tener relación ninguna con ellos.

-No tengas miedo, jamás sabrán que eres su hijo perdido, aquí has estado y estarás siempre seguro – concluyó el matrimonio.

REFLEXIÓN:

“Padres no son los que engendran, son los que crían con cariño, amor y compasión.”

FIN